martes, 17 de agosto de 2010

Los dos ángeles, Rafael Alberti, Sobre los ángeles (1929)

Ángel de luz, ardiendo,

¡oh, ven!, y con tu espada

incendia los abismos donde yace

mi subterráneo ángel de las nieblas.


¡Oh espadazo en las sombras!

Chispas múltiples,

Clavándose en mi cuerpo,

en mis alas sin plumas,

en lo que nadie ve,

vida.


Me estás quemando vivo.

Vuela ya de mí, oscuro

Luzbel de las canteras sin auroras,

de los pozos sin agua,

de las simas sin sueño

ya carbón del espíritu,

sol, luna.


Me duelen los cabellos

y las ansias. ¡Oh, quémame!

¡Más, más, sí, sí, más! ¡Quémame!


¡Quémalo, ángel de la luz, custodio mío,

tú que andabas llorando por las nubes,

tú, sin mí, tú, por mí,

ángel frío de polvo, ya sin gloria,

volcado en las tinieblas!


¡Quémalo, ángel de luz,

quémame y huye!


Escucha el poema recitado por el autor aquí.

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