miércoles, 5 de enero de 2011

Luis de Góngora - Fábula de Polifemo y Galatea Estrofas LXII-LXIII

Luis de Góngora, Fábula de Polifemo y Galatea, estrofas 62-63 (1611)

El amor de Acis y Galatea (estrofas 23-42)
Un día, Galatea se queda dormida a la orilla de una fuente, adonde llega el joven Acis para beber agua (23-24). Acis, bellísimo hijo de un fauno, adora a Galatea, y le deja a modo de ofrenda un cestillo con leche, almendras, manteca y miel (25-27). Cuando Galatea despierta, se pregunta de quién será el regalo (28-29) y, justo entonces, Cupido la hiere en el pecho con una de sus flechas de amor (30-31). Galatea queda así enamorada de Acis, a quien encuentra poco después tumbado en la hierba, con los ojos cerrados, así que interpreta que está dormido, cuando en realidad Acis está fingiendo el sueño (32-37). De repente, el joven se levanta e intenta besarle el pie a Galatea, quien se asusta mucho (38). Al poco, sin embargo, la ninfa cede a los requerimientos de Acis, y los dos jóvenes se reclinan bajo una peña rodeada de frondosas hiedras, donde se besan y se entregan al amor (39-42).
La ira de Polifemo (estrofas 43-63)
Está atardeciendo y, mientras Acis y Galatea disfrutan de su amor, Polifemo sube a la cima de un peñasco que domina la playa y empieza a tocar su zampoña (43-44). Al oír la música, Galatea se asusta tanto que piensa en huir, pero acaba permaneciendo junto a Acis (45). Polifemo entona una canción en que llora el desdén de Galatea, siempre inaccesible a sus galanterías (46-58), e interrumpe de pronto su canto para apedrear a unas cabras que están destrozando unas viñas (59). Algunas piedras caen muy cerca de Acis y Galatea, quienes, asustados, corren hacia el mar (60). Al ver a la pareja, Polifemo sufre un brusco ataque de celos y arroja una enorme peña sobre Acis, quien muere aplastado (61-62). Desesperada, Galatea llama a las divinidades marinas, que convierten la sangre y los huesos de Acis en un cristalino arroyo. El agua avanza hacia el mar, donde es recibida por Doris, madre de Galatea, quien nombra a Acis río de Sicilia.

LXII
Con violencia desgajó infinita
la mayor punta de la excelsa16 roca,
que al joven, sobre quien la precipita,
urna es mucha, pirámide no poca.
Con lágrimas la Ninfa solicita
las deidades del mar, que Acis invoca:
concurren todas, y el peñasco duro
la sangre que exprimió, cristal fue puro.

Notas:
16 excelsa: alta, elevada. Reordenación de la estrofa:
Desgajó con infinita violencia la mayor punta de la roca excelsa, que es mucha urna [y] no poca pirámide al joven sobre quien la precipita. La ninfa solicita con lágrimas las deidades del mar que Acis invoca; concurren todas y la sangre que exprimió el peñasco duro fue cristal puro.
Explicación:
Urna y pirámide son recipientes de cadáveres. La roca es para Acis una enorme urna o pirámide que lo sepulta, o sea, Acis muere aplastado por la roca. Las deidades convierten a Acis en río, de modo que la sangre se convierte en agua (cristal puro).

LXIII
Sus miembros lastimosamente opresos
del escollo 17 fatal fueron apenas,
que los pies de los árboles más gruesos
calzó el líquido aljófar 18 de sus venas.
Corriente plata al fin sus blancos huesos,
lamiendo flores y argentando19 arenas,
a Doris llega que, con llanto pío,
yerno lo saludó, lo aclamó río.

Notas:
17 escollo: roca, piedra.
18 aljófar: rocío, gotas de rocío.
19 argentando: plateando, dando brillo de plata.
Reordenación de la estrofa:
Apenas sus miembros fueron lastimosamente opresos del escollo fatal, que el líquido aljófar de sus venas calzó los pies de los árboles más gruesos. [Siendo] al fin corriente plata sus blancos huesos, lamiendo flores y argentando arenas [Acis] llega a Doris, que con llanto pío lo saludó [como] yerno, lo aclamó [como] río.
Explicación:
La sangre de Acis se había convertido en perlas líquidas, en nácar líquido. "Acis llega a Doris" significa que el río llega al mar, donde está Doris. Doris lo saluda como yerno (a título póstumo) y lo aclama como a río, es decir, celebra el milagro que lo ha convertido en río, lo felicita por este honor (con llanto devoto, pues lo cierto es que ha muerto).
El hecho de reconocerlo como un río equivale a convertirlo en dios, porque en la Antigüedad los ríos eran divinidades.

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