En ocasiones, los poetas, conscientes de la importancia del instrumento que usan para poder construir sus edificios poéticos, se detienen a hablar de él y logran, con pocas palabras, una definición del lenguaje que puede servir como introducción a su estudio.
José María Valverde es uno de ellos.
Unas docenas de menudos ruidos
articulados, puestos en hilera
y hechos palabras, son la vida entera,
por una melodías dirigidos.
Tan sólo así hay ideas y sentidos,
alma, amor y memoria: es la manera
nuestra de ser: no queda nada fuera
del paso de la boca a los oídos.
Alguien se empeña siempre: "Deja a un lado
las palabras, y entiende lo que quiero
decir"; y a las palabras ha apelado
al decirlo, y si encuentra compañero
o si piensa en su adentro, ensimismado,
es que acepta jugar en el tablero.
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